domingo, 23 de diciembre de 2012

Capítulo 19


Aqui os dejo el capitulo 19, espero que os guste.


Al ver que Clove y yo no conseguimos cazar nada, empiezo a ponerme nervioso… ¡Nosotros no estamos hechos para cazar! Y de repente viene a mi mente una imagen de Glimmer… pienso que ella a lo mejor nos hubiese ayudado a cazar… pero simplemente pienso en ella porque la echo de menos. Clove, al verme tan pensativo me da un codazo cariñoso y me dice: -Tranquilo, no seremos cazadores de animales, pero somos buenos cazando personas.- La sonrío con ternura y continuamos con la marcha.
Ahora nuestro objetivo es acabar con todo aquel que se interponga en nuestro camino. Me pregunto si el chico amoroso estará medio muerto ya, porque la última vez que lo vi, le deje con una buena herida en la pierna. Es bastante fuerte, pero con la pierna asi no creo que llegue muy lejos.
Al cabo de una hora aproximadamente, encontramos unas frutas realmente extrañas. Me suenan haberlas visto antes, pero no sé si deberíamos comérnoslas o no. Clove sencillamente se mete una en la boca y yo grito desesperado. – Pero que haces!! Estás loca? - la miro fijamente, temo que de un momento a otro se desplome ante mis narices. Al ver que no se le pone la cara de ningún color raro, ni se siente mareada, ni nada… la miro fijamente y la digo con seriedad: -No vuelvas a hacerme pasar por eso. – y reanudo mi marcha.
Veo como Clove me sigue con cierta distancia, me siento un poco mal por haberla gritado. Asi que decido girarme para disculparme. Clove se frena en seco al ver que la obstruyo el paso. – Y ahora que quieres? Quieres seguir gritándome? Solo quería buscar algo para comer, tengo hamb… - No pudo continuar, solo por el mero hecho de que la bese.
No sé porque lo he hecho, si por el hecho de que se callase o porque real mente quería hacerlo. Pero el caso es que me ha gustado. Últimamente veo a Clove de una forma distinta, pero intento quitarme esos pensamientos enseguida, ya que uno solo podrá ganar…
Hasta que de repente toda mi suerte cambia, y por primera vez me alegro de que suene el himno del Capitolio. Era genial oir la voz de aquel loco vestido de azul. Traía unas noticias realmente buenas.

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